Con mucho pesar, leo en una nota del diario Puntal que la concejal Viviana Yawny vuelve a la carga con un nuevo intento de impulsar la implantación de sistemas de votación electrónica en la ciudad de Río Cuarto.
Según la concejal Yawny, el voto electrónico:
«… es un método mucho más seguro, hace a un acto eleccionario transparente y eficaz, con resultados inmediatos y contribuye a mejorar la calidad institucional y legitimar la representación del sistema democrático; es un sistema con muchas ventajas por sobre el tradicional, no sólo porque tiende a erradicar el clientelismo y las prácticas fraudulentas, sino también porque genera igualdad de oportunidades …»
Tales afirmaciones sólamente pueden provenir de alguien profundamente desinformado o extremadamente malintencionado. (En virtud de otros proyectos presentados por la autora y de mi consabida ingenuidad, me decanto por la primera opción.)
Mientras intento conseguir un ejemplar impreso del libro Voto Electrónico: Los riesgos de una ilusión para acercárselo a la concejal, dejo aquí un capítulo que resume los principales problemas y riesgos de la «solución mágica» que tantos promueven hoy en día por estas pampas, sin tener la más remota sospecha del berenjenal en que se (nos) están metiendo.