Por estos días en la Argentina se está discutiendo la reforma del sistema electoral. En particular, la del sistema de votación. Casualmente, se están por cumplir 100 años de la primera elección realizada bajo la llamada Ley Sáenz Peña. Sin embargo, en persecución de una supuesta modernidad, muchos parecen olvidarse del aporte fundamental de esta ley al sistema democrático argentino: la garantía del secreto del voto.
Ilustración: Fernando Rosas
«Si mi peón hubiera tenido la misma acción que yo para resolver los problemas económicos internacionales, o políticos del país, habríamos estado viviendo bajo un régimen absurdo. No ha sido así, gracias a Dios, porque yo he dirigido a mi peón. Pero el voto secreto lo independiza, al privarlo de una influencia saludable y legítima… Y lo malo es que a menudo no tenemos un solo peón sino varios, y que algunos tienen muchos».
Carlos Rodríguez Larreta, 1912 (1)