Por estos días en la Argentina se está discutiendo la reforma del sistema electoral. En particular, la del sistema de votación. Casualmente, se están por cumplir 100 años de la primera elección realizada bajo la llamada Ley Sáenz Peña. Sin embargo, en persecución de una supuesta modernidad, muchos parecen olvidarse del aporte fundamental de esta ley al sistema democrático argentino: la garantía del secreto del voto.
Ilustración: Fernando Rosas
«Si mi peón hubiera tenido la misma acción que yo para resolver los problemas económicos internacionales, o políticos del país, habríamos estado viviendo bajo un régimen absurdo. No ha sido así, gracias a Dios, porque yo he dirigido a mi peón. Pero el voto secreto lo independiza, al privarlo de una influencia saludable y legítima… Y lo malo es que a menudo no tenemos un solo peón sino varios, y que algunos tienen muchos».
Carlos Rodríguez Larreta, 1912 (1)
Así se oponía el estanciero, ex ministro del autonomismo y profesor de Derecho Constitucional de la UBA al punto más importante del proyecto de Sáenz Peña. Y, dados los intereses que defendía, razón no le faltaba.
De esta forma relató las consecuencias de la primera votación en un cuarto oscuro, con voto secreto, el historiador Félix Luna:
Así llega el 7 de abril. Se vota con tranquilidad en todo el país. En la Capital Federal la Unión Nacional compra votos descaradamente. No pocas incidencias ocurren con este motivo. Los comités de la Unión Nacional están atestados de ciudadanos. En uno de ellos don Tomás de Anchorena pregunta uno por uno a los votantes:
—¿Votaste bien, m’hijito…?
—Sí, doctor —era la respuesta obligada.
—Bueno, tomá diez pesos…En esas condiciones resultó inexplicable para muchos el resultado de la Capital: triunfo radical, minoría socialista… La oligarquía, los círculos oficiales no comprendían que el pueblo porteño, con su escondida picardía, se había dado el gusto de «burlar a los eternos burladores y al mismo tiempo, votar a la novia del corazón: Hipólito Yrigoyen…», como dice agudamente un escritor antiyrigoyenista. (2)
Tiempo después, en el Congreso, Sáenz Peña resumiría magistralmente en una frase los efectos que causó la instauración del secreto del voto:
«Si hubo votos pagados, no hubo votos vendidos». (2)
Estancieros modernos
Todos hemos visto numerosos informes periodísticos sobre el accionar de la versión moderna de don Tomás de Anchorena y sus esbirros: flotas de automóviles de alquiler, incluso motos, usados como transporte de votantes, quienes reciben bolsones de alimentos, dinero en efectivo y hasta viviendas a cambio de «votar bien». El llamado «clientelismo político» sigue estando, un siglo después, a la orden del día.
Pero, ¿por qué funciona? Porque cuando el sistema de votación era novedoso desconcertó a quienes querían cometer fraude, pero con el paso del tiempo estos fueron «tomándole la mano». Lo mismo ocurre con cualquier sistema: cuando es puesto en funcionamiento, salvo fallas evidentes, todo marcha bien. Pero luego van apareciendo formas de explotar sus vulnerabilidades o de trampearlo. Y al sistema actual de votación se le han encontrado varias.
«Tomá esta boleta. Es la que tenés que poner en el sobre. Tiene una marquita aquí, ¿la ves?». «Nuestro fiscal va a firmar tu sobre de forma en que podamos saber a quién votaste. Más te vale que cumplas con el trato». Frases como estas son pronunciadas por los «punteros políticos» —delegados de la versión moderna de aquel estanciero— a los votantes al entregar el dinero en efectivo, el bolsón, o el plan social.
¿Podrá el fiscal identificar la boleta con la supuesta marca entre más de 200 que habrá en la urna? ¿Será cierto que tiene una forma de «firma codificada» para saber a qué votante pertenece cada sobre? Posiblemente no, pero… ¿estará dispuesto quien recibió un pago por su voto a correr el riesgo de traicionar al puntero? ¿O el voto comprado se transformará, ante la duda y el temor, en voto vendido? Dados los ingentes recursos que se destinan a estas maniobras, todo parece indicar que esto último es lo que en efecto sucede. La coerción resulta efectiva.
La garantía del secreto
Para que el secreto del voto ocasione el efecto deseado —nada menos que la libertad de elegir— es el votante quien debe estar seguro de su garantía. Y el sistema debe permitírselo. Si quien es presionado no puede asegurarse por sus propios medios de que nadie puede saber cómo votó, la presión surtirá efecto. En esto, el sistema electoral es como la esposa de Julio César: «además de ser honesta, debe parecerlo».
La reforma electoral impulsada desde el Gobierno actual —y que cuenta con el apoyo mayoritario de fuerzas políticas y el público en general— introduce un nuevo elemento entre el votante y la expresión de su voluntad: un sistema informático. El procedimiento de emisión del voto parece bastante robusto desde el punto de vista de asegurar que el escrutinio reflejará la selección realizada por el ciudadano frente a la computadora. La máquina permite seleccionar los candidatos en la pantalla, y luego imprime y graba el voto en una boleta con un chip. El votante tiene la posibilidad de leer lo impreso, y hasta de ver lo que está grabado (o lo que la máquina le muestra que está grabado) en el circuito electrónico embutido en el papel. Luego, en el escrutinio, los votos deberán contarse verificando que lo impreso coincida con lo almacenado digitalmente. Ante la discrepancia o la duda deberá prevalecer lo escrito en el papel (en una instancia posterior, ya que el resultado de la mesa se basará no en lo que sus integrantes puedan leer, sino en lo que la computadora pueda contar).
Más allá de las particularidades técnicas de este sistema propuesto (llamado «boleta única electrónica», del cual existe sólo una implementación en el mundo, perteneciente a una empresa privada), ¿cómo puede el votante estar seguro de que su voto es secreto, cuando debe emitirlo mediante una computadora? La respuesta corta es: no, no puede. Y aquí de nada sirven las auditorías (menuda tarea, si acaso posible, para un sistema de tal complejidad). No se trata de si un grupo de personas con los conocimientos técnicos y los recursos apropiados pueden —dado un tiempo razonable— asegurarse de que el sistema garantiza el secreto. Se trata de que el votante, parado frente a una computadora, pueda estar seguro de que la amenaza del puntero —«votá bien, porque tenemos las computadoras tocadas y vamos a saber a quién votaste»— no tenga asidero. Y esto, lamentablemente, no es posible.
¿Cómo puede violarse el secreto mediante una computadora de votación? Las formas son variadas y sorprendentes. Desde la decodificación de emisiones electromagnéticas (técnica conocida como interferencia de Van Eck), hasta la utilización de componentes no previstos ni auditados que permitan almacenar el orden y la composición de cada voto. Y en el caso de usar chips como el de la «boleta única electrónica», hasta con la posibilidad de leer el contenido de la boleta desde cierta distancia. Ni qué decir de las nuevas formas en que se puede obligar a un votante a demostrar si «votó bien», algunas tan simples como la utilización de un celular oculto.
Puede argüirse —en un ejercicio de ingenuidad— que estas prácticas son demasiado complejas o rebuscadas. Ante cada posibilidad de vulnerar el secreto puede ofrecerse una solución a modo de paliativo. Pero el hecho es que el ciudadano común (y aun el experto en informática) no podrá, parado frente a una computadora en el momento de elegir a sus representantes, saber a ciencia cierta que nadie lo está espiando a través de ese sistema.
Fácil y rápido, como antes de 1912
Antes de la Ley Sáenz Peña votar era muy fácil. La gente desfilaba ante la mesa, expresaba su voluntad de viva voz y las autoridades de la misma tomaban nota (en 1873 se cambió el voto oral por el escrito, pero seguía siendo público). Los resultados estaban disponibles ni bien finalizaba el comicio, sin demoras. Y nadie podía sospechar que se había cambiado su voto, ya que todo estaba a la vista. Pero llegó el secreto, y cambió de raíz el sistema de votación.
Estamos a 100 años de ese cambio, y celebramos que gracias a él pudimos finalmente tener elecciones libres y justas, aun tolerando ciertas demoras en conocer los resultados. Y también, sabiendo que es posible que algunos votos sean adulterados, pero buscando la forma mejorar el sistema (y la fiscalización) para minimizar esos casos.
Hoy se nos propone votar usando computadoras. Con la promesa de tener resultados provisorios más rápidamente. Y con la esperanza de que sea más difícil adulterar el resultado de la votación (esperanza que muchas veces radica en una forma de pensamiento mágico). A cambio, la posibilidad del votante de cerciorarse de que su voto es secreto, se ve severamente comprometida. ¿Puede alguien que esté bajo presión correr el riesgo de creer en la palabra autorizada de un grupo de auditores que le asegura que todo se hace correctamente? ¿Debe un ciudadano confiar en una élite al realizar el acto vital y primigenio de una democracia republicana? Claramente, no.
Mejorando el sistema
El sistema actual tiene problemas, eso es evidente. Pero en la búsqueda de la solución, no debe debilitarse el pilar del secreto del voto. ¿Hay robo de boletas o boletas falsas en el cuarto oscuro? Usemos boletas únicas —como la mayoría de los países del mundo—, papeles con grillas donde aparezcan todas las opciones, que sean retiradas de la mesa de votación por el votante (lo que también elimina el «voto cadena»). ¿Alguien duda sobre la posibilidad de boletas marcadas? Que la boleta única sea retirada por el ciudadano de una pila colocada al lado del presidente de mesa, eligiendo la que más le plazca. ¿Se adulteran boletas en el escrutinio? Pensemos en métodos para evitarlo (no, ninguno funcionará sin fiscalización, por más que usemos los sistemas electrónicos más rebuscados). ¿El escrutinio provisorio parece una «caja negra» en donde pueden alterarse los resultados? Usemos los medios que proveen la informática y las telecomunicaciones para abrirlo a la ciudadanía, de modo que todos podamos controlar.
En la mejora del sistema de votación, debemos buscar más transparencia. Debemos dar más control al votante sobre su voto, y no menos. Interponer entre el votante y su voluntad un elemento tan opaco (u obscuro) como una computadora, va exactamente en el sentido opuesto: no ofrece transparencia, necesita auditorías; no brinda confianza, la requiere. Y la experiencia mundial así lo evidencia: el uso de computadoras para emitir el voto está en franco retroceso en la inmensa mayoría de los países. Actualmente, sólo en Brasil, Venezuela, India y la mitad de Bélgica se vota usando computadoras. En los EE.UU., pionero mundial del uso de máquinas —inicialmente mecánicas, luego electrónicas— para votar, cada vez son más los estados que se vuelcan al uso de boletas de papel. Israel, en 2010, descartó el uso de un sistema muy similar al de la «boleta única electrónica«. Y en el caso extremo de países como Alemania, los Países Bajos, Irlanda y el Reino Unido, después de probar en mayor o menor grado alternativas de este tipo, las erradicaron completamente.
Es particularmente esclarecedor el fallo de 2009 de la Corte Constitucional de Alemania, que declaró inconstitucional el uso de computadoras para votar (el énfasis es agregado):
1. El principio de la publicidad de la elección del artículo 38 en relación con el art. 20 párrafo 1 y párrafo 2 ordena que todos los pasos esenciales de la elección están sujetos al control público, en la medida en que otros intereses constitucionales no justifiquen una excepción.
2. En la utilización de aparatos electorales electrónicos, el ciudadano debe poder controlar los pasos esenciales del acto electoral y la determinación del resultado de manera fiable y sin conocimientos técnicos especiales. (3)
A esta altura de la historia, es claro que el secreto del voto es esencial. Es vital fortalecerlo, para seguir preservando la máxima de Sáenz Peña, y que un voto comprado no pueda transformarse en un voto vendido, si el votante así lo dispone.
Nota del autor
Si el lector está interesado en las objeciones técnicas específicas al sistema de «boleta única electrónica» Vot.Ar, puede revisar los artículos de mi blog sobre el tema.
Referencias
- «Constitución y Pueblo», Arturo Sampay (1974).
- «Yrigoyen», Félix Luna (1954).
- Sentencia 2 BVC 3/07 – 2 BVC 4/07, Corte Constitucional Alemana (traducción de Manfredo Koessl).
¡Excelente! Compartido.
Que buen artículo Smaldone, impecable como siempre.
Esto debería volverse más viral que cualquier otra cosa en el país.
El análisis tiene algunos errores que espero sean por falta de conocimiento certero del sistema electoral. El voto cadena que tantos han hablado se desarrolla de otra forma y debe contar con la complicidad o falta de compromiso de las autoridades de mesa. Resulta improbable que una máquina «reconozca al votante para saber a quien votó», puede hacerse la relación cuando la máquina guarda la información y debe haber un registro de parte de las autoridades en cuanto a la cronología de los votantes.
No se comprobó que pudieran leerse a distancia los chips tampoco y si vamos al caso de plantear la limitación en cuanto a comprobar o fiscalizar por los conocimientos técnicos necesarios habría que imaginarse cuanto más debería requerirse para prepararse en accionar contra los sistemas.
Otra cosa no tenida en cuenta es el rol de la justicia electoral que por su papel ha llevado adelante años de elecciones con éxito.
Aclaro que no soy defensor del sistema de BUE, sino analista de una solución informatizada.
Existen alternativas mediante el voto informatizado pero sería largo de plantearlo en este espacio.
Bien por el aporte, este debate es útil para que coincidamos en una buena solución.
Decís que «el análisis tiene algunos errores», pero cuestionás cosas que no son afirmadas en este artículo. Entiendo tu desesperación por justificar el uso de computadoras para votar, pero si vas a cuestionar algún aspecto técnico, hacelo en el artículo que corresponda.
En Brasil se comprobo la lectura a distancia
Los peronchos la tienen clarisima, a traves de su mafia organizada a punta de punteros politicos y el famoso voto cadena te revientan las urnas. La peronchada por eso siempre tiene poder, pero con el voto electronico de doble control los punteros se quedarian sin poder pues no van a poder comprar el voto…nos beneficia totalmente que se haga la reforma
Te felicito. Ahora leé la nota.
Estimado Javier. Interesante articulo, ya que es saludable y necesario un debate sobre el tema y las cuestiones a mejorar. Yo tampoco tengo todas las respuestas, por lo que me ha interesado conocer el sistema de voto electrónico. Si bien comparto tus premisas, no coincido con muchas de las aseveraciones y objeciones presentadas. Lo que me ratifica que hasta ahora no hay motivos trascendentes para defenestrarlo.
Para tu información:
https://votodigital.wordpress.com/2016/01/23/2016-pondra-a-prueba-modelos-de-voto-electronico-en-el-mundo/
http://www.infobae.com/2015/08/30/1751428-los-mejores-y-peores-sistemas-votacion-america-latina
Saludos, Víctor.
Sería esclarecedor que dijeras con qué premisas no coincidís.
Lo q pienso es q si los hackers han podido entrar al pentágono y a la nada, ¿por que no van a poder modificar votos? Hay q ver como funciona el doble control. Un saludo.
Juan, a mi entender, cómo funciona el doble control y el fraude, son nimiedades.
Si no se puede garantizar el secreto del voto, el resto es cuento.
Yo particularmente estoy a favor de la boleta electrónica, pero estoy en contra del voto electrónico, la primera resuelve temas como por ejemplo el robo de boletas, ser mas sustentable, etc. y no tener el segundo evita la manipulación del voto a través de la tecnología.
Entonces querés agua en polvo. La «boleta única electrónica» es una forma de voto electrónico (para emitir tu voto tenés que hacerlo usando un sistema informático).
https://votodigital.wordpress.com/2016/02/19/abc-del-voto-electronico-parte-ii/
del mismo blog mencionado.
el punto 8 habla de la biometria en maquinas electorales. incluso al nivel de que la maquina solo se puede utilizar tras la captura de la huella.
todo sin incluir un comentario de advertencia.
Sebastián, en Brasil se intentó como piloto emplear dispositivos de voto que reconocieran la huella dactilar y sólo te permitieran emitir tu voto si daba correcto. Establecieron el número de intentos en 8 por persona, pero introdujo demoras terribles. Posteriormente, lo bajaron a tres intentos por persona, con la autorización para los funcionarios de casilla de dar el OK a la identidad de un votante. La alta tasa de falsos negativos los hizo recular de la idea.
No es asi, lo que vale es el voto en papel que emite la maquina y que se ingresa en la urna y que te dice a quien votaste, que haya que contarlo y eso es lo que se transcriba en la urna, no el resumen que emite la computadora, que podra servir solo como referencia.
Y eso no invalida que el voto se emita electrónicamente, a través de una computadora. Claramente, no entendiste el riesgo que eso implica.
Podemos convenir que no estamos de acuerdo, yo si creo en una boleta que indique a quien votaste y se ingrese a un sobre. No hay mucha diferencia con que la boleta haya sido impresa anteriormente. Creo en el uso de la computadora en la función de impresión.
Luis, para eso está la Bolea Única.
Es más económica que desplegar un sistema mastodóntico solo por la comodidad de que se imprima en el momento.
Pregunto, ¿irías a votar con un sobre numera?
¿Se entiende que lo más grave que está en reisgo es el SECRETO del voto?
* numerado
con esa paranoia, cómo sabés que no está numerado y todo filmado? Todo sistema es con duda razonable, incluso el papel o el voto cantado
¿Te parece «razonable», por ejemplo, un segundo sistema que nunca fue auditado y que tiene capacidad de almacenar cosas? https://blog.smaldone.com.ar/2015/07/15/el-sistema-oculto-en-las-maquinas-de-vot-ar/
Soy pro bue y tecnico pero lei la nota y de las objeciones al sistema la unica que me dejo pensando es la del celular. Si te dan 1 boleta y te pagan con la foto de la impresion. Es completamente viable, facil y factible la compra de votos y por ende el fraude. Muy buen aporte. Gracias
La maniobra de pagar por la foto de la boleta también es usada con la boleta única de papel. Afortunadamente, sacar una foto es una maniobra mucho más fácil de detectar que pasar el chip cerca del celular que llevás en un bolsillo. https://youtu.be/u5sm6hShYEI
Puro Humo como siempre Javito , sos un resentido por que te dejaron afuera del negocio , estas inclinando la balanza hacia el voto calificado , la única forma de justicia electoral es que cada elector sea consciente de que el apriete del puntero es imposible de concretar , eso se logra con una campaña de concientización pública , la misma que explicara el nuevo proceso de votación , todo lo demás se puede resolver can una simple auditoria del hardware y el software mas jaulas de faraday en el cuarto oscuro . De ultima si tanto miedo tenes si o si el nuevo sistema debe adjudicarse por licitación pública , asi que por que mejor no juntas un grupo de inversores y colaboradores presentan una propuesta y que gane el mas mejor.
Llegué hasta «jaulas de Faraday en el cuarto oscuro», y no pude más de la risa. Gracias por tanto.
Creo que se puede lograr un sistema auditado, controlado, y sin errores para imprimir boletas. Se puede lograr que el trayecto desde la impresora hasta la urna sea corto, y evitar que se pueda leer el chip con un celular (lo que no es tan sencillo). Se puede lograr que el lugar de votación esté a la vista para que sea muy difícil tomar una foto de la pantalla o de la boleta (con las máquinas a la vista, como se hizo en caba). Se puede evitar que los hackers modifiquen los votos no conectando estos equipos a Internet. También hay que tener en cuenta que para hacer eso, la única forma seria que ese día logren alterar el programa para que muestre una cosa en la pantalla y en la impresión, y grabe otra cosa en el chip, y eso distribuirlo a los equipos, lo que creo que es imposible de lograr en un día. Y aunque se logre, con un conteo de la boletas impresas se solucionaría.
Lo que no se va a poder evitar nunca es que aunque se logre el sistema perfecto, haya gente diciendo, por ignorancia algunos, y por malicia otros, que el voto va a ser cambiado, o espiado, y con eso asustar a la geque. Por eso concluyo que aunque parece bueno hacer un cambio en el sistema actual, va a ser muy fácil tirarle tierra a un sistema electrónico, al punto que, aunque no haya errores, quizás en un tiempo estemos viendo si es conveniente volver a la boleta en papel..
Pablo, no hace falta alterar el programa ‘ese día’, porque las máquinas se guardan tiempo antes de las elecciones con los CDs lacrados.
Basta con conectar, por ejemplo, un pen drive con una versión modificada del sistema de votación y sería más que suficiente.
Insisto, no hace falta que esta versión modificada cambie el resultado de las elecciones, podría solamente almacenar el orden y los candidatos elegidos para vulnerar el secreto del voto y que después el vencedor en las elecciones actúe en consecuencia, manejando discrecionalmente subsidios y beneficios entre los que efectivamente los votaron en detrimento de los demás.
Marcos, no conozco las máquinas que se usaron en CABA, ni voté nunca en una de esas, pero no creo que tengan puertos usb, sería realmente estúpido que los tuvieran, y que tengan los drivers para reconocer un pendrive instalados, y que no tengan ninguna política de seguridad para que no se puedan instalar. No sé qué sistema operativo tengan, pero en todos los SO se pueden aplicar políticas de seguridad para bloquear eso.
Igualmente, insisto en que no creo que el problema sea técnico, si no de sugestión. Ese va a ser el Real problema, que cualquiera que diga que con una budinera y una papa se van a poder interceptar los datos, va a generar paranoia.
Pablo, no se trata de creer o no, se trata de lo que es o no.
Sí, tienen usb. Imagen
De que traen los drivers, los traen, están equipados con una versión de Ubuntu Linux.
No serían prácticas políticas de seguridad a nivel SO ya que, en el caso que yo mencionaba, hablaba de un arranque por USB con un Ubuntu Linux modificado para el caso.
Un chip RFID está diseñado para ser trazable, es su fin y funciona perfectamente para lo que fue diseñado a nivel comercial. Ese es el principal error, la trazabilidad.
Por diseño, traen un número de serie único.
Basémonos en supuestos. Supongamos que todo es perfecto e inviolable, estás votando con un sobre numerado que ‘grita’ su número de serie para que quien quiera escucharlo lo anote.
Si te doy a vos el sobre #123 y después reviso el contenido del sobre #123, perdiste el secreto de tu voto.
Es un problema gravísimo, aún suponiendo que todo lo demás vaya perfecto.
¿No te parece suficientemente loco votar con un sobre numerado?
http://pbs.twimg.com/media/CI9l99GXAAA0wAl.jpg
Hola, desconocía que las boletas tengan rfid, y las máquinas puertos USB. Ahora estoy de acuerdo que que no es seguro implementarlo con esas condiciones. Saludos. Pablo
En que parte entra James Bond al cuarto oscuro?
No soy experta en Compu. Y no podría discutir las objeciones inherentes al tema. Pero si puedo tomar en cuenta en uso del sistema en otros países. Si en la mayoría está prohibido el uso de máquinas, y prefieren la boleta única, alguna razón fundada debe existir. Se que en Alemania, el voto electrónico está totalmente prohibido.¿Son tontos y niegan el avance tecnológico?
Al igual que en el Reino Unido, Holanda, Noruega, Irlanda…
Excelente. Me estaba por poner contenta por la claridad de tus palabras en toda la explicación, pero me acordé que igual van a hacer lo que se les canta, y se me pasó :(
Thanks for finally talking about >El secreto del voto y la reforma electoral | Blog de Javier Smaldone <Loved it!