El día miércoles 27 de octubre (anteayer, bah), mientras luchaba contra una especie de estado gripal con alguna que otra consecuencia hepática, la energía eléctrica se me cortaba cada media hora, Fibertel aportaba otro tanto y en la tele no había otra cosa que lamentos por el fallecimiento del ex presidente Kirchner, esperaba la llegada del censita.
De onda, digo, yo he sido censista en alguna oportunidad y se que es un laburo bastante ingrato a veces, así que hasta tenía la cafetera lista para recibir al encuestador (con la esperanza obvia de que fuera encuestadora y todo lo demás). El asunto es que no llegó. O su llegada coincidió con algunos de mis lapsos de sueño, o con la falta de energía eléctrica, o ambas cosas. Así fue que al otro día, jueves, decidí llamar por teléfono al número habilitado para los «incensados» como yo: 0800-999-23676 (CENSO).
Luego de varios intentos («Telefónica le informa que las líneas…«, se ve que fuimos varios los engripados sin luz), logré comunicarme… con un hermoso IVR (la musiquita, bah) que me tuvo silbando unos 5 minutos (si bien era un 0800 llamé desde un celular, así que me costó igual la cosa). Luego me atendió una censista (si, mujer, pero para el caso ya no importaba) que me preguntó qué deseaba. Le expliqué la situación y procedió a censarme. Voy a tratar de reproducir el diálogo lo mejor que me permita mi memoria (lo que pensé va en cursiva, lo que pensó la censista… no puedo más que imaginarlo).
– ¿Provincia?
– Córdoba
– ¿Partido?
– En Córdoba no hay partidos, la localidad es Río Cuarto. (Cagamos, es porteña la niña y nunca pasó de La Matanza…)
– Pero… ¿districto?
– Provincia de Córdoba, Departamento Río Cuarto, Ciudad de Río Cuarto.
– ¿Pero la ciudad señor, adonde queda?
– Provincia de Córdoba, Departamento Río Cuarto, Pedanía Rio Cuarto, Ciudad de Río Cuarto.
– ¿Código Postal?
– (Arrrrrrrggggggh! Hubieras empezado por ahí, angelito!) Ejem, 5800.
– ¿Dirección?
– Rivadavia 954
– ¿Piso, Departamento?
– Nop, es una casa.
– ¿Nombre?
– Javier Smaldone. Ese, eme, a…
– No, no, con el nombre está bien.
– (Uff… me ahorré como 2 minutos de celular) OK, Javier.
– Cuantas personas pasaron la noche del martes…
– Una, yo sólo.
– ¿Está seguro de que no hubo otra persona durante la noche del martes…?
– (¡O a esta la manda alguna ex, o sabe algo que yo no se!) Segurísimo, me hubiera dado cuenta.
– (Risas) Bueno, estem… ¿es hombre o mujer?
– Hombre. (Y no voy a hacer un chiste fácil, pero más te vale que no repreguntes.)
Aquí resumo: me preguntó edad, fecha de nacimiento, si se leer y escribir, si asisto o asistí a una institución educativa, el nivel educativo alcanzado y si utilizo o no computadoras (tampoco me explayé por demás en esta última).
– Listo, señor, ya está censado.
– ¿Cómo, eso es todo?
– Si. Muchas gracias por participar del Censo 2010.
Y me cortó. Comparando con la planilla que se puede descargar del Indec (comentario al margen, ¿quién fue el imbécil que decidió usar «Comic Sans» como fuente?) noto que no me preguntó absolutamente nada sobre las características de la vivienda, ni sobre mi ocupación o trabajo.
La verdad, pareció más que alguien quería averiguar con quién había pasado yo la noche del martes que un censo poblacional. Lástima, estas cosas suelen ser bastante útiles cuando son bien hechas.
Tengo entendido (por mi novia, que fue censista) que había dos clases de encuesta. Una larga (la que vos mencionas, la que pregunta sobre tu ocupación) y otra corta. La segunda es la que toco en mi casa, que es similar a la que te hicieron por teléfono (a la tuya en realidad le faltan un par de preguntas sobre la vivienda).
No se cada cuantas encuestas cortas hicieron una larga. Pero estoy seguro de que había dos diferentes.
Y lo de la fuente de la cuesta… sin palabras.
Salvador:
La encuesta «corta» (enlazada en el artículo) incluye varias preguntas sobre la vivienda y al menos te preguntan si trabajaste durante la última semana (ahi me hubiera encontrado en un dilema moral :P ).