Discurso del músico y comediante australiano Tim Minchin al recibir su doctorado honoris causa en la University of Western Australia, en septiembre de 2013.
A continuación, la transcripción:
Discurso de Tim Minchin en la OWA
En tiempos más oscuros, realicé una actuación corporativa en una conferencia para una gran empresa que hacía y vendía software de contabilidad. En un intento, supongo, de inspirar a sus vendedores a lograr metas más altas pusieron US$12.000 para un conferenciante inspiracional que era alguien que hacía deporte extremo y había perdido un par de extremidades congeladas cuando se quedó atrapado en el saliente de alguna montaña. Fue raro. Creo que los vendedores de software deben escuchar a alguien que haya tenido una larga y exitosa carrera en venta de software, no a un ex-montañista demasiado optimista. El pobre hombre que llegara por la mañana esperando aprender más sobre técnicas para mejorar las ventas acabaría yendo a casa preocupado por el flujo sanguíneo a sus extremidades. No es inspirador, es confuso. Y si la montaña supuestamente era un símbolo de los retos de la vida, y la pérdida de extremidades una metáfora para el sacrificio, el informático no la va a captar, ¿o sí? Porque no tiene una licenciatura en artes, ¿no? Debería tenerla. Las licenciaturas en artes son geniales. Y te ayudan a encontrar un significado cuando no hay ninguno. Y permítanme asegurárselo: no hay ninguno. No vayan a buscarlo. Buscar un significado es como buscar la rima de un libro de cocina: no lo vas a encontrar y vas a joder tu soufflé. (Si no les gustó esa metáfora no les va a gustar el resto).
El punto es: no soy un conferenciante inspiracional. Nunca he perdido una extremidad en una montaña, metafóricamente o de otra forma. Y ciertamente no estoy aquí para dar consejos profesionales, porque… bueno, nunca he tenido lo que la mayoría consideraría un trabajo. Sin embargo, he tenido grandes grupos de gente escuchando lo que digo por varios años ya y eso me ha dado un sentido exagerado de auto-importancia. Así que ahora, a la excelente edad de 37,9 les voy a conferir 9 lecciones de vida. Imitando, por supuesto, las 9 lecciones de los villancicos tradicionales en Navidad, lo cual es también bastante oscuro. Puede que encuentren algo de esto inspirador, van a encontrar algo de esto aburrido, y definitivamente van a olvidarlo todo dentro de una semana. Y les advierto, habrá muchas analogías y oscuros aforismos que empiezan bien pero terminan sin tener ningún sentido. Así que escuchen bien, o se perderán como un ciego aplaudiendo en una farmacia intentando eco-localizar el líquido para los lentes de contacto. (Busco a mi antiguo profesor de poesía…). Allá vamos. ¿Preparados?
1) No tienes que tener un sueño.
Los estadounidenses en concursos de talentos siempre hablan de sus sueños. Bien, si tienes algo que siempre quisiste hacer, en lo que siempre has soñado, como de corazón, ¡ve a por ello! Después de todo, es algo que hacer con tu tiempo, perseguir un sueño. Y si es uno suficientemente grande, te llevará la mayor parte de tu vida alcanzarlo, así que para cuando lo consigas y estés observando el abismo de la falta de sentido de tu logro estarás casi muerto, así que no importará. Yo nunca tuve realmente uno de esos grandes sueños. Así que abogo por la dedicación apasionada a la consecución de metas de corto plazo. Sé micro-ambicioso. Agacha la cabeza y trabaja con orgullo en lo que tengas delante tuyo. Nunca sabes dónde podrás acabar. Sólo ten en cuenta que la próxima meta valiosa probablemente aparecerá en tu periferia, que es por lo que deberías tener cuidado con los sueños a largo plazo. Si enfocas muy lejos hacia adelante, no verás esa cosa brillante por el rabillo del ojo. ¿Cierto? Bien. Consejo. Metáfora. Miren qué bien voy.
2) No busques la felicidad.
La felicidad es como un orgasmo: si piensas mucho en ella, se va. Ocúpate de tratar de hacer feliz a alguien, y quizá te llegue también como efecto secundario. No evolucionamos para estar constantemente contentos. Se comieron al Contentus Australophithecus Afarensis antes de que transmitiera sus genes.
3) Recuerda, todo es suerte.
Tienes suerte de estar aquí. Tuviste una suerte incalculable de haber nacido, y una suerte increíble de haber sido criado en una buena familia que ayudó a que tuvieras una educación y te animó a ir a la Uni. O si naciste en una familia horrible, eso es desafortunado y tienes mi simpatía pero aun así, eres afortunado: afortunado porque de casualidad has sido hecho del tipo de ADN que hizo el tipo de cerebro que cuando se le sitúa en un entorno infantil horrible toma las decisiones que te llevan, finalmente, a graduarte en la Uni. Bien hecho por arrastrarte a ti mismo de los cordones de los zapatos, pero has tenido suerte. Tú no has creado la parte de ti que te empujó. Ni siquiera son tus cordones de los zapatos. Supongo que yo trabajé duro para conseguir los dudosos logros que he conseguido pero no hice la parte de mí que trabaja duro, más de lo que hice la parte de mí que comía demasiadas hamburguesas en vez de ir a clase mientras estuve aquí en la UWA. Comprender que no puedes en realidad aceptar el crédito por tus éxitos, ni tampoco culpar a otros de sus fracasos, te hará humilde y más compasivo. La empatía es intuitiva, pero es también algo que puedes trabajar, intelectualmente.
4) Haz deporte.
Lo siento, pastosos, pálidos, fumadores graduados en filosofía que arquean sus cejas en una curva cartesiana mientras ven a la muchedumbre en movimiento serpenteando a través de los conos de tráfico de su existencia: ustedes están equivocados y ellos tienen razón. Bueno, ustedes tienen parte de razón. Piensas, luego existes, pero también: haces footing, luego duermes bien, luego no te agobias por una agonía existencial. No puedes ser Kant, y no quieres serlo. Haz deporte, haz yoga, levanta pesas, corre, lo que sea, pero cuida tu cuerpo. Lo vas a necesitar. La mayoría de ustedes van a vivir hasta casi los 100, e incluso el más pobre de ustedes conseguirá un nivel de riqueza que la mayoría de humanos a través de la historia no podría haber soñado. Y esta larga y lujosa vida que tienen por delante va a hacer que se depriman. ¡Pero no desesperen! Hay una correlación inversa entre depresión y ejercicio. Háganlo. Corran, mis bellos intelectuales, corran.
5) Sé duro con tus opiniones.
Un famoso dicho afirma que las opiniones son como los agujeros del culo porque todo el mundo tiene uno. Hay una gran sabiduría ahí, pero yo añadiría que las opiniones difieren significativamente de los agujeros del culo, en que los tuyos deberían ser constante y exhaustivamente examinados. (Yo solía hacer exámenes aquí. Es mi venganza). Debemos pensar críticamente, y no sólo sobre las ideas de otros. Sé duro con tus creencias. Sácalas a la calle y pégales con un bate de críquet. Sé intelectualmente riguroso. Identifica tus sesgos, tus prejuicios, tus privilegios. La mayoría de los argumentos de la sociedad se mantienen vivos por una falta de reconocimiento de los matices. Tendemos a generar falsas dicotomías, tratando luego de mantener un argumento usando dos conjuntos de asunciones completamente diferentes, como dos jugadores de tenis tratando de ganar un partido dando golpes perfectamente ejecutados desde extremos opuestos de canchas de tenis separadas.
Por cierto, ya que tengo enfrente mío a graduados de ciencias y de letras: por favor no cometan el error de pensar que las letras y las ciencias son cosas opuestas. Esa es una idea reciente, estúpida y dañina. No tienes que ser acientífico para hacer buen arte, para escribir cosas bonitas. Si necesitas pruebas: Twain, Douglas Adams, Vonnegut, McEwen, Sagan, Shakespeare, Dickens… para empezar. No necesitas ser supersticioso para ser poeta. No necesitas odiar la manipulación genética para preocuparte por la belleza del planeta. No tienes que reivindicar un alma para promover la compasión. La ciencia no es un cuerpo de conocimiento ni un sistema de creencias; es sólo un término que describe de adquisición incremental de comprensión de la humanidad mediante la observación. La ciencia es genial. Las letras y las ciencias deben trabajar juntas para mejorar cómo se comunica el conocimiento. La idea de que muchos australianos (incluyendo nuestro nuevo primer ministro y mi primo lejano, Nick Minchin) crean que la ciencia detrás del calentamiento global antropogénico es controvertida es un fuerte indicador de la magnitud de nuestro fracaso en la comunicación. El hecho de que el 30% de las personas de esta sala se haya ofendido es todavía mayor evidencia. El hecho de que eso se deba más a la política que a la ciencia es aún más desesperanzador.
6) Sé un maestro.
Por favor, ¿por favor?, por favor, sé un maestro. Los maestros son las personas más admirables e importantes del mundo. No tienes que hacerlo para siempre, pero si estás en la duda de qué hacer, sé un maestro estupendo. Sólo durante tus veinte, sé un maestro. Sé un maestro de educación infantil. Especialmente si eres hombre, necesitamos maestros hombres en educación infantil. Incluso si no eres un maestro, sé un maestro. Comparte tus ideas. No des por sentada tu educación. Regocíjate en lo que aprendes, y difúndelo.
7) Defínete por lo que amas.
Me he dado cuenta de que últimamente yo mismo hago esto a veces, si alguien me pregunta qué tipo de música me gusta, digo «bueno, no escucho la radio porque la letra de la música pop me molesta». O si alguien me pregunta qué comida me gusta, digo: «creo que el aceite de trufa se usa en exceso y es ligeramente desagradable». Y lo veo constantemente en Internet: gente cuya idea de ser parte de una subcultura es odiar a Coldplay o al fútbol o a las feministas o al Partido Liberal. Tenemos tendencia a definirnos en oposición a cosas; como comediante, me gano la vida con eso. Pero traten de expresar también su pasión por las cosas que les gustan. Sean efusivos y generosos en sus elogios a aquellos que admiran. Manden tarjetas de agradecimiento y den ovaciones de pie. Sean pro-cosas, no sólo anti-cosas.
8) Respeta a la gente con menos poder que tú.
En el pasado, he tomado decisiones importantes sobre la gente con que trabajo (agentes y productores) basándome en gran medida en cómo tratan al personal en los restaurantes en que nos reuníamos. No me importa si eres el gato más poderoso en la habitación. Te juzgaré según como trates a los que tienen menos poder. Ahí queda eso.
9) Finalmente, no tengas prisa.
No necesitas saber ya lo que vas a hacer con el resto de tu vida. No digo que te quedes fumando porros todo el día, pero… no tengas pánico. La mayoría de la gente que conozco que estaba segura del camino a seguir a los 20 años ahora tiene una crisis de mediana edad.
Dije al principio de esta divagación que la vida no tiene sentido. No era una afirmación ligera. Creo que es absurdo: la idea de buscar «un sentido» en el conjunto de circunstancias que existen casualmente luego de 13,8 miles de millones de años de eventos sin rumbo, dejando a los humanos pensar que el Universo tiene un propósito para ellos. Sin embargo, no soy nihilista. Ni siquiera soy cínico. Soy, de hecho, más bien romántico. Y esta es mi idea de romanticismo: pronto estarás muerto. La vida a veces parecerá larga y difícil y «Dios… es agotadora». Y a veces estarás feliz y a veces triste. Y después estarás viejo. Y después estarás muerto.
Hay sólo una cosa sensata que hacer con esta existencia vacía, y es: llenarla. (No llevarla. Lle-nar-la). Y en mi opinión (hasta que la cambie), la mejor forma de llenar la vida es aprendiendo todo lo que puedas sobre todo lo que puedas, estar orgulloso de lo que sea que hagas, siendo compasivo, compartiendo tus ideas, corriendo, siendo entusiasta. Y también está amar, viajar, el vino, el sexo, el arte, los niños, dar, y escalar montañas, pero ya saben todas esas cosas. Es una cosa increíblemente excitante esta vida tuya única y sin sentido.
Buena suerte. Y gracias por complacerme.
¡Muchas gracias, Javier! Un discurso tan sagaz como genial. Estoy compartiéndolo con todo el mundo.
Saludos,
William